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Por: Alejandra Urrego y Juan Pablo Plata 

Editores y redactores en Kennedy Informa.

 

La arquitectura paisajista, conocida también como diseño ambiental de edificaciones, ha ido tomando fuerza en Colombia en las dos últimas décadas con la aparición de programas académicos, organizaciones, eventos y los más importante: profesionales y empresas que practican esta especialidad. Con antecedentes en la jardinería europea de siglos pasados y el ordenamiento territorial, el paisajismo abarca proyectos en lugares privados y públicos donde la búsqueda estética va paralela a un plan y ejecución sostenible de reformas a espacios urbanos o rurales por medio del desarrollo de escenarios naturales en las ciudades o medianos o amplios hábitats urbanos en el campo. En el primer caso se acompasa el caos citadino entre autopistas, industrias y grandes inmuebles con la intervención paisajista consciente de factores como la idiosincrasia, lo eglógico, la geografía, el clima, entre otros, desde una perspectiva local que no descuida las influencias foráneas que recibe y produce. En el segundo caso interesa la conservación natural pese a la intrusión de lo artificial. En términos del filósofo Henry David Thoreau, la cuestión paisajista estriba sobre la pregunta “De qué sirve una casa si no se cuenta con un planeta tolerable donde situarla“.


Es así que no basta con planear y hacer un espacio en un mobiliario urbano con la capacidad de embellecer, sino que las implicaciones ecológicas de la obra arquitectónica son fundamentales. Generar un sitio funcional con materiales y estructuras idóneas a la vez que ir en armonía con las necesidades de preservación de La Tierra, parece ser una consigna básica de la concepción actual de este tipo de trabajos. En otras ocasiones, el paisajismo atiende la rehabilitación de espacios naturales devastados, la restauración patrimonial y la adecuación recreacional. Un lugar como Patio Bonito, debería tener una intervención artística y paisajista en sus calles, carreras, alamedas, jardines y vías de ciclo rutas, para que deje de ser tildado como el barrio de las dos ficciones, por tener ni bellos ni patios, y ni siquiera patios de esparcimiento y formación, para adornar uno de los espacios colindantes a la central de acopio (CORABASTOS) principal de alimento de la ciudad más grande de Colombia. Hoy el país tiene varios programas de posgrado de arquitectura paisajista y varios programas de pregrado con asignaturas sobre el tema, disponibles para arquitectos o profesionales afines quienes deseen ensanchar sus conocimientos a lo largo del país, en un campo que, como ya decíamos, cobra cada vez más fuerza, gracias a la creciente ola mundial por un desarrollo que proteja la vida.


Ahora bien, para finalizar, la pregunta del título se podría responder con que la arquitectura y la construcción en general van bien en Colombia en cuanto a la incorporación del paisajismo y el cuidado ambiental en su accionar. Sin embargo, el paisajismo está lejos de ser una asunto extensivo, con una política de Estado correlacionada con los estándares y tendencias internacionales. Pareciera, junto al tema de la Responsabilidad Social, que en arquitectura paisajista está todo por hacer y que la inversión y la investigación son dos pilares clave en el camino de diseñar, construir y residir como colombianos y latinoamericanos sin menguar “nuestra calidad de vida” y la de los demás seres vivos en el sentido más amplio de la frase. El día que el paisajismo y el mejor orden urbano y sus mejoras lleguen al barrio Patio Bonito, será hora de atender otras problemáticas, pero su nombre ya no será objeto de la broma de nadie.



(Fotos por Alejandra Urrego García. Derechos reservados)


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